16/1/12

cuerpo y mente

Mi madre, que por cierto el otro día salió de la cama corriendo y pidiendo auxilio a gritos medio dormida debido a uno de sus sueños de acción, sorprendió a mi hija, que normalmente no para de moverse, sentada en la cama, muy quieta, concentrada en un punto de la pared.

— ¿Qué haces?
— Meditar. Y tocarme los pies.