29/7/09

cinco más

Como hoy la tríada compuesta por Paula, Juanje y ese gran reivindicador y dignificador de la soltería llamado Raúl parten hacia Buenos Aires, ayer se imponía un mus de despedida, nocturno, previo a la sequía musística que nos asolará durante este agosto, más vacacional para unos que para otros.

Tapas en el muy recomendable Bauma, recoger a Juanje a su salida del curro a eso de las 00.00h y plantarnos en un restaurante italiano olvidable de no ser porque tiene mesas grandes, una zona discreta al fondo, y nos dejan jugar al mus. Paula se quedó asustada en casa por la posibilidad de que Juanje apareciera en estado semi-lamentable o lamentable del todo por culpa de esa maldita fama que me persigue y que todo el que me conoce bien sabe que es infundada.

Cuando íbamos dos a dos, esos italianos faltos de corazón que por desconocimiento no respetan el noble deporte del mus, nos echaron a la calle. Cerraban. La providencia quiso que ayer fuera el día de recogida de muebles viejos en Sants y la solución que permitió terminar la partida se presentó en forma de un banco, una mesita de noche, y algunos cajones que usamos como taburetes. En otro banco no lejos de nosotros unos inmigrantes nos ignoraban del todo.

Una pena haber parado a Juanje cuando, en la última vaca, iba a aceptar un órdago a juego sin ser mano. Una pena porque lo ganábamos, coño, aunque era una temeridad de esas que sólo sale una vez de cada cien. Titus, jugador conservador, acertó esa vez con el farolazo de ordaguear a juego llevando treinta y seis. Al final perdimos, evidentemente por la falta de calidad de las cartas y no por falta de calidad en nuestro inigualable juego.

Ahí dejo una foto para el recuerdo.

2 comentarios:

paulenka dijo...

Paula no "se quedó asustada" temiendo bla bla bla, haga el favor, Paula se quedó rabiossa de que no la invitaran, hijos de puta!!

S. dijo...

Musearemos más muses en un mes, Meiss.

Hasta entonces, respira hondo.

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